viernes, 17 de julio de 2009

TOLONGO

En junio de este año, México pasó al frente por delimitar la vida pública y la privada de un hombre (o mujer) públicos. La Corte Suprema redujo y limitó los derechos a la privacidad y al honor de los funcionarios públicos y de los políticos, al emitir una serie de criterios encaminados a garantizar y proteger la libertad de los periodistas de informar sobre sus actividades —incluidas las que afecten estos ámbitos de su vida—, por estar sujetos al escrutinio público. Dichos personajes públicos, declaró, tienen “un derecho a la intimidad y al honor con menos resistencia normativa general que el que asiste a los ciudadanos ordinarios frente a la actuación de los medios de comunicación de masas en ejercicio de los derechos a expresarse e informar” (fuente: Diario El Universal, http://http://www.el-universal.com.mx/nacion/169072.html
¿Es vida privada cuando en ejercicio de un rol público del que no se despoja acepta ser fotografiado en su vida personal en retratos que insultan la moral, sobre todo de aquel que será un DIPLOMATICO que debería representarnos con dignidad ante el mundo internacional?
¿Es vida privada que un senador vaya a ver un partido de fútbol a la Argentina en compañía de dos jovencitas a las que sienta en su regazo a la luz pública, en una parrillada que revienta de paraguayos?
¿Es vida privada que dos parlamentarios usen su tiempo de plenaria para chatear y mirar fotos pornos?
¿Es vida privada que la sobrina de Lugo se saque una foto besando a un procesado por narcotráfico?
¿Es vida privada que la Primera Dama viaje a Austria pagada por el dueño de una cadena de casinos que tiene toda la intención de instalarse en Paraguay? ¿Es vida privada que la misma Dama Primera haga obras de caridad financiada por un polémico empresario del fútbol como Francisco Ocampos?
Eh?

Podríamos empezar una larga cadena de justificativos. La mitad de la biblioteca defendería qué es vida pública; la otra condenaría lo que ya no es privado solamente. Estos escándalos en otros países cortarían las cabezas públicas de los sinverguenzas privados. Solo en Paraguay dicen que se tomarán DIAS para tomar una decisión.


Un delito grande empieza por
uno pequeño.